Dona dinero para que me pueda comprar un velero.

Arts Blogs

no qué de qué

jueves, 20 de junio de 2019

Me he pasado un buen rato mirando la pantalla en blanco, mas por pereza y confusión que por no tener nada que escribir, al contrario, demasiadas cosas sea agolpaban inconexas detrás de mi frente causaron, sin querer, un cortocircuito que me dejó medianamente vegetal. un poco mas de a lo que estoy acostumbrado, para matizar, maticemos. mas vegetal de lo normal.

Hoy en esta partícula miserable e ínfima, perdida entre la maraña de proporciones cataclísmicas que a su vez está tirada en un oscuro rincón entre otros miles de millones de cosas mas, en donde, tan solo por la inmensidad, todo esto, este conglomerado de artículos ridículos, como un bazar chino después de un terremoto, parece a su vez vacío. Aún estando lleno. y allí está nuestra mota de polvo, nuestro átomo infermal que llamamos tierra, hogar, casita de campo y algunos ya, tumba
Hoy, como decía, en esta partícula miserable ocurrió casi lo de siempre. Subí al metro para ir a trabajar, apretujado entre humanos sudorosos, me bajé y fui empujado como si fuera ganado hasta la salida, que por casualidad era a la quería llegar. Al otear la salida, en un momento de tranquila, ya cabalgando las escaleras mecánicas, saqué mi bolsa de tabaco y comencé a construir un cigarrillo que haría de acompañante hasta el portal de mi trabajo y que desecharía antes de entrar en el rellano.
Una brisa entró por la izquierda y me recordó que ya tengo pelos en las orejas y que estos al ser alcanzados por el viento se ponen a vibrar causándome un cosquilleo francamente desagradable. este recuerdo me recuerda de que los tendré que sacar, por su poca función práctica y por su poca función estética, tendré que enfrentarme al dolor de hacerlos desaparecer a tirones,con los dedos resbalosos, mientras actualizo la pantalla del ordenador para constatar que todavía no hay reservas nuevas y un italiano entrado en carnes me habla a gritos en su idioma natal para hacerme entender, después de un tiempo-suplicio, que quiere una almohada extra. En eso consiste mi trabajo, en estar sentado durante horas, escuchándome envejecer y aguantado, paciente como una piedra, a humanos desesperados por tener el tiempo de su vida en una ciudad que hace tiempo que la perdió.
El cigarrillo va por la mitad y el reloj de la plaza en generoso conmigo ,me regala algunos minutos de asueto.
Los dedico a mirar a las personas que pasan por calle, sus ojos, sus piernas rápidas y nerviosas, sus mapas ondeantes al viento. veo algunos pillos metiendo manos en bolsas ajenas a gente que ha metido leyes inmundas en vidas ajenas, veo gente pobre y gente rica, mirando escaparates de cosas con formas mas humanas que los mismos humanos.
Y tan solo quiero una cerveza para aguantar esas ocho horas de tedio, que placer da nulo, que enriquecimiento no produce, que vida no tiene y que utilidad no conllleva.
unos mueren por armas, otros de enfermedades, accidentes, vejez, por su propia mano o por la de otros, aquí no se muere en realidad, pero si existe el alma, cosa que cada vez dudo mas o no quiero creer por una cuention de conveniencia, se muere. Se muere entre paredes amarillentas con olor a nicotina fría, a cañerias roñosas, a mugre acumulada a lor largo del tiempo, a infinitud de personas que han dormido, han soñado, han fornicado, han tenido buenjas y malas expèriencias. paredes que supuran humanidad y mugre.colores que un vez fueron pero por el desgaste de los ojos ya no son. y gente que quiso algo pero ahora solo hacen lo que otros quieren.
trabajar en un hostal no es fácil, está todo podrido, la gente viene podrida de casa y sobretodo, uno se pudre a mayot velocidad. y adquiere la ilusión de tener un olor constante pegado a la nariz, un olor como a chinche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

que coño es esto?