Dona dinero para que me pueda comprar un velero.

Arts Blogs

no qué de qué

sábado, 22 de junio de 2019

hoy no quiero dormir porque me da miedo. me da miedo el mundo que sigue girando, me dan miedo los sueños que pueda tener. y me dan miedo las rimas.
no quiero dormir hoy pero tendré que hacerlo. todos necesitamos dormir.
me da miedo sobretodo mi gato, que sabe lo que yo no y me juzga cruel mientras se lame. y cuando duermo, cuando duermo me puede juzgar sin que le vea, por todo el tiempo que le apetezca.

hoy no quiero dormir porque no me da la gana, y sé que es fácil hacerlo, pero no lo es tanto, me enfrento a mi mismo, mis responsabilidades y por consiguiente a la sociedad en la que funciono, no es que me importe mucho, pero tengo que comer a veces
y no soporto que mi gato me juzgue y tenga razón.

Me levanté de pronto en un parque frío y húmedo y cuando salió el sol me puse a temblar de el calor., salté rápidamente la reja para que nadie me viera en ese estado y sobretodo, para que los aspersores que hidratan el campo no hidratase mi cuerpo. aquella noche dormí mal, tendido en la hierba, acompañado de un perro y dos amigos, había un guardia que nos ignoró porque le caímos bien al invitarle un cigarrillo y nos dejó estar en el césped. para salir tuvimos que saltar la reja otra vez. y el perro no paraba de ladrar. Ellos están muertos, creo que el perro sigue ladrando, no me gusta que me mojen cuando riegan. el gato aún me mira.

pero bueno, pago caca de hamsters por el bocata y todo es un puto sueño



jueves, 20 de junio de 2019

Me he pasado un buen rato mirando la pantalla en blanco, mas por pereza y confusión que por no tener nada que escribir, al contrario, demasiadas cosas sea agolpaban inconexas detrás de mi frente causaron, sin querer, un cortocircuito que me dejó medianamente vegetal. un poco mas de a lo que estoy acostumbrado, para matizar, maticemos. mas vegetal de lo normal.

Hoy en esta partícula miserable e ínfima, perdida entre la maraña de proporciones cataclísmicas que a su vez está tirada en un oscuro rincón entre otros miles de millones de cosas mas, en donde, tan solo por la inmensidad, todo esto, este conglomerado de artículos ridículos, como un bazar chino después de un terremoto, parece a su vez vacío. Aún estando lleno. y allí está nuestra mota de polvo, nuestro átomo infermal que llamamos tierra, hogar, casita de campo y algunos ya, tumba
Hoy, como decía, en esta partícula miserable ocurrió casi lo de siempre. Subí al metro para ir a trabajar, apretujado entre humanos sudorosos, me bajé y fui empujado como si fuera ganado hasta la salida, que por casualidad era a la quería llegar. Al otear la salida, en un momento de tranquila, ya cabalgando las escaleras mecánicas, saqué mi bolsa de tabaco y comencé a construir un cigarrillo que haría de acompañante hasta el portal de mi trabajo y que desecharía antes de entrar en el rellano.
Una brisa entró por la izquierda y me recordó que ya tengo pelos en las orejas y que estos al ser alcanzados por el viento se ponen a vibrar causándome un cosquilleo francamente desagradable. este recuerdo me recuerda de que los tendré que sacar, por su poca función práctica y por su poca función estética, tendré que enfrentarme al dolor de hacerlos desaparecer a tirones,con los dedos resbalosos, mientras actualizo la pantalla del ordenador para constatar que todavía no hay reservas nuevas y un italiano entrado en carnes me habla a gritos en su idioma natal para hacerme entender, después de un tiempo-suplicio, que quiere una almohada extra. En eso consiste mi trabajo, en estar sentado durante horas, escuchándome envejecer y aguantado, paciente como una piedra, a humanos desesperados por tener el tiempo de su vida en una ciudad que hace tiempo que la perdió.
El cigarrillo va por la mitad y el reloj de la plaza en generoso conmigo ,me regala algunos minutos de asueto.
Los dedico a mirar a las personas que pasan por calle, sus ojos, sus piernas rápidas y nerviosas, sus mapas ondeantes al viento. veo algunos pillos metiendo manos en bolsas ajenas a gente que ha metido leyes inmundas en vidas ajenas, veo gente pobre y gente rica, mirando escaparates de cosas con formas mas humanas que los mismos humanos.
Y tan solo quiero una cerveza para aguantar esas ocho horas de tedio, que placer da nulo, que enriquecimiento no produce, que vida no tiene y que utilidad no conllleva.
unos mueren por armas, otros de enfermedades, accidentes, vejez, por su propia mano o por la de otros, aquí no se muere en realidad, pero si existe el alma, cosa que cada vez dudo mas o no quiero creer por una cuention de conveniencia, se muere. Se muere entre paredes amarillentas con olor a nicotina fría, a cañerias roñosas, a mugre acumulada a lor largo del tiempo, a infinitud de personas que han dormido, han soñado, han fornicado, han tenido buenjas y malas expèriencias. paredes que supuran humanidad y mugre.colores que un vez fueron pero por el desgaste de los ojos ya no son. y gente que quiso algo pero ahora solo hacen lo que otros quieren.
trabajar en un hostal no es fácil, está todo podrido, la gente viene podrida de casa y sobretodo, uno se pudre a mayot velocidad. y adquiere la ilusión de tener un olor constante pegado a la nariz, un olor como a chinche.