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no qué de qué

lunes, 30 de noviembre de 2009

dando por hecho le echo.

Eco infinito de insomnios desfavorecidos, huele mal bajo la cama, será porque allí guardo huesos de pollo. Terminando esta intruccion tan desgraciada y desabrida digo con harto poco brío que fuera hace frío y que el frío es a veces como la vida. Pues, el verano va, el otoño pasa de largo, vuelve el verano y despues se hace invierno, ciudad extraña esta, donde las estaciones son como esas polillas tan molestas que suelen golpear las luces en algunos pueblos o en nuestras propias habitaciones (es un decir, tal vez ni son habitables... algunas), eso. Mas no quiero escribir en estos instantes nada que pueda tener algun sentido en el sentido menos lirico de la palabra. Hoy no, es de madrugada pero mañana al ser un día por la tarde es casi probable que sea pero si llega a ser, cosa que dudo en demasía, tal vez hasta tres un bien sería si no fuera por que no es ni nunca será algo asible o cogible o sujetable por algún sitio. Es por ello que con la presente quejo a mi ser de que de ser tanto quejido es casi aburrido el que por ello ser aburriese y se quejase por ser un aburrido quejido quejica que no era pero que aparentaba por las venas que colgaban de los catres moribundos en aquella redada policial tan famosa que puede que no fuera verdad. Entonces dije o dijo o pasó que se fuese a la calle a decir cosas que pasaban por que decía demasiado sin decir nada en absoluto. Fue en ese instante que una luz rimbombeante sonó en su cabeza con forma de avestruz preñada y parida por una abuela-araña que colgaba inerte de el nido que no era tal, que era una silla pendulando de un fragil hilo proveniente delas frentes inertes del saber ¡¿Quien sabría entonces que era aquella voz un invento cristalino de un locuaz inquilino que moría atrapado en su albornoz?! Decía mucho por pensar poco y sus medicos le daban la medicacion, es que encerrado estaba en su cuarto del sanatorio donde mas que sanar enfermaba y dolía a los oyentes que por oir no oian nada pero que por doler hasta les dolia la respiracion. Pues el sol dijo en su delirio de grandeza que debajo de una mesa se escondia un ataud el cual murmuraba, con sus maderas rechinaba y el muerto apenas debia de dormir (pensaba entonces yo o el o eso). Un olor sonoro estremecio colorido la estancia y supe entonces que los sordos doloridos no podrian evitar sonreir.

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que coño es esto?