Señoras, señoritas, señores y señoritos:
Querido ganado porcino, una vez sacrificado y empapado con vino, en la mesa en la que escribo siento subir y bajar un tiovivo coherente y despreciable. Cuestion desechable por el pensamiento desagradable ante la multitud llena de ojos clandestinos, cuestion de gustos o de olvidos (dirán algunos), cuestion de palabras o de abrazos efusivos (dirán otros). Pero los perros siguen ladrando, los gatos maullando y los banqueros robando. Diría entonces con alegría inmensamente triste, con verbos que de momento no existen y sentimientos que se tocan con la punta de la lengua que; ahorraría en monedas el peso que te espera al pensar que con tu gris escalera llegarás a convencer con tu bandera que el cielo nos espera y que ahora hay que trabajar y pagar y bajar sumisos la cabeza.
De noche el infierno nos acecha convencido de que al madrugar será el mismo día que ya fue con detalles esencialmente iguales.
etc.
sábado, 26 de septiembre de 2009
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que coño es esto?